The Story of Jesus

Yendo a Getsemaní

Parte 5

Cuando Jesús hubo dicho estas palabras, ellos salieron (de la sala superior) y pasaron el torrente de Cedrón, hacia el Monte de los Olivos.

Él y Sus discípulos entraron en un huerto y llegaron a un lugar llamado Getsemaní. Cuando llegaron a este lugar, Él se sentó a los discípulos y les pidió que oraran. Les dijo que oraran para no caer en la tentación.

Entonces Él, tomó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y se alejó de los demás discípulos a un tiro de piedra, y Él empezó a conmoverse y a entristecerse en gran manera y a afligirse mucho.

Él se arrodilló y postró sobre Su rostro y oró para que, si fuera posible, la hora pasara lejos de Él. Él dijo,

“Abba, Padre mío, si es posible, pasa este cáliz lejos de mí. Todo es posible para ti. Si quieres, aparta de mí este cáliz. Sin embargo, que no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. Que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Y allí se le apareció a Él un ángel del cielo, para fortalecerlo. Y estando en agonía, Él oraba más intensamente, y Su sudor se convirtió, como si fuesen grandes gotas de sangre que caían al suelo.

Cuando Él se levantó de la oración, fue adonde estaban Sus discípulos y los encontró durmiendo.

Jesús les dijo,

“¿Por qué estáis durmiendo? Levantaos y orad para no caigáis en la tentación.

Velad y orad, el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”.

Y Jesús fue por segunda vez a orar, diciendo las mismas palabras que Él había dicho antes,

“Padre mío, si esto no puede pasar, a menos de que yo lo beba, que se haga tu voluntad”.

Y vino Jesús otra vez y los encontró durmiendo, porque ellos tenían los ojos muy pesados. Y no sabían qué decir a Jesús.

Jesús salió la tercera vez para orar. Y Él oró como las dos primeras veces. Cuando Él volvió con los discípulos, ellos estaban dormidos.

Jesús les dijo a los discípulos,

“Por lo que a mí concierne, por ahora, podéis seguir durmiendo. Tomad vuestro descanso, pues ya ha pasado el momento para que vosotros seáis de consuelo y ayuda.

Pero por lo que a vosotros concierne, ha llegado la hora y el Hijo del Hombre está a punto de ser entregado en manos de los pecadores. Levantaos y vámonos. Mirad, el que me va a traicionar está aquí”.