Cuando Jesús y Sus discípulos llegaron a Cafarnaúm, la gente que recaudaba el impuesto del templo se acercó a Pedro y le preguntó,
“¿El maestro no paga el impuesto del templo?”
Respondió Pedro,
“Sí”.
Cuando entraron en la casa donde se alojaban, Jesús le preguntó a Pedro,
“¿Qué te parece, Simón?
¿De quién reciben los reyes de la tierra sus impuestos, peajes o tributos?
¿De sus hijos o de desconocidos?”
Respondió Pedro,
“¿De desconocidos?”
Jesús les dijo,
“De manera que los hijos son gratis. Pero para no causarles tropiezos, id al mar y echad un sedal con un anzuelo, y luego abrid la boca del primer pez que pesquéis.
En él encontraréis lo suficiente para pagar el impuesto del templo. Tomadlo y entregadlo a los que están recaudando el impuesto”.