Su Pasión Se Acerca Parte 2

Jesús les contó entonces una parábola,

“Había un hombre rico que tenía una tremenda cosecha. Se dijo a sí mismo

¿Qué debo hacer ya que no tengo sitio para almacenar toda la cosecha?

Y se dijo a sí mismo

Esto es lo que haré: derribaré mis graneros y construiré graneros más grandes; pondré todos mis granos y mis bienes en los graneros nuevos.

Le diré a mi alma: Alma, tienes muchas riquezas acumuladas por muchos años, descansa, come, bebe y alégrate’.

Pero Dios le dijo,

“Hombre insensato, esta misma noche tu alma te es requerida; las cosas que has almacenado para ti, ¿de quién serán?

Esto es igual que la persona que acumula tesoros para sí, pero no es rica para con Dios”.

Y dijo a Sus discípulos,

“Escuchad lo que os digo. No os preocupéis por vuestra vida, por lo que vais a comer, ni por vuestro cuerpo, igual por lo que vais a vestir. La vida es algo más que la comida y el vestido.

Piensa en los cuervos, no siembran ni cosechan, no tienen graneros para almacenar grano y, sin embargo, Dios los alimenta.

¿Cuánto más valéis vosotros que los pájaros? ¿Quién entre vosotros, por estar ansioso, puede añadir un minuto a la duración de su vida?

Vosotros no podéis afectar ni a la cosa más pequeña estando ansiosos. ¿Por qué estar ansioso por todo lo demás?

Pensad en los lirios del campo. No trabajan ni se hacen su propia ropa y, sin embargo, Salomón y toda su gloria no iban vestidos como ninguno de ellos.

Si Dios viste a la hierba del campo, que hoy está aquí y mañana va al horno, ¿cuánto más os vestirá a vosotros? Oh, hombres de poca fe.

No os preocupéis por lo que vais a comer o a beber, ni os inquietéis por el futuro. Porque así es como el mundo responde a la vida. Buscad el Reino y todas estas otras cosas quedarán resueltas.

No temáis, pequeño rebaño, porque es buena voluntad de vuestro Padre daros el Reino. Vended lo que tengáis y dad regalos a Dios y a su servicio.

Haced de vosotros mismos bolsas que no se gasten, y un tesoro en el cielo que nunca se agote, en donde no haya ladrón que lo robe ni polilla que lo consuma. Donde esté vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón”.