The Story of Jesus

Parábola del Buen Samaritano

Parte 4

Había un abogado que se levantó e intentó poner a prueba a Jesús con una pregunta que pensó que sería muy difícil de responder.

Preguntó el abogado,

“Maestro, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”

Jesús le respondió,

“¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo se lee?”

Dijo el hombre,

“Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente. Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Jesús le dijo,

“Has respondido correctamente. Haz esto y vivirás”.

Pero, tratando de justificarse, dijo a Jesús,

“¿Quién es mi prójimo?”

Jesús dijo al hombre,

“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y fue asaltado por unos ladrones que lo desnudaron y lo golpearon, dejándolo medio muerto.

Por casualidad, un sacerdote bajaba por el mismo camino y, al ver al hombre, él caminó por el otro lado de la calle y pasó de largo.

Poco después, un levita, que también viajaba por el camino, vio al hombre y se apartó al otro lado del camino y le ignoró.

Pero un samaritano, que iba por el mismo camino, vio al hombre herido y tuvo compasión de él. Él vendó sus heridas y derramó aceite y vino sobre ellas.

Entonces montó al hombre en su asno, lo llevó a la posada más cercana y se hizo cargo de él.

Al día siguiente, él sacó de su monedero el jornal de un día y se lo dio al posadero con instrucciones de que cuidara del hombre.

También le dijo que si necesitaba más dinero, se lo pagaría en su próximo viaje”.

Preguntó Jesús,

“¿Cuál de los tres resultó ser el prójimo del hombre que fue atacado por los ladrones?”

Respondió el abogado,

“El que le mostró misericordia”.

Entonces Jesús le dijo,

“Anda y haz lo mismo”.