Los once discípulos fueron a Galilea, arriba en la montaña donde el Señor había dicho que Él se reuniría con ellos.
Durante los cuarenta días, Jesús atendió a Sus discípulos y seguidores, que eran unos quinientos más, testigos del hecho que Jesús era el Señor resucitado.
Jesús se les apareció a todos y le adoraron, pero unos pocos dudaron.