Se acercaba la Fiesta de los Tabernáculos. Los hermanos de Jesús se acercaron a Él y le dijeron,
“Deja este lugar y vete a Judea para que tus discípulos vean las obras que haces.
Porque nadie hace nada en secreto mientras procura ser conocido abiertamente. Si vas a hacer estas cosas, date a conocer al mundo. “
Ni siquiera sus propios hermanos creían en él.
Jesús les dijo,
“Mi hora aún no ha llegado, pero tu hora siempre está preparada. El mundo no puede odiarte, pero me odia a mí, porque yo doy testimonio de que sus obras son malas.
Tú sube a la fiesta, yo no subiré a la fiesta hasta el momento oportuno”.
Después de decir estas cosas, Él se quedó en Galilea.