“Será como cuando el Hijo del hombre venga.
Habrá dos hombres en el campo; uno de ellos será tomado y el otro será dejado atrás.
Dos mujeres estarán moliendo en el molino; una de ellas será tomada y la otra será dejada atrás.
Observad con anticipación, porque vosotros no conocéis el día en que vuestro Señor va a llegar.
Si la cabeza de la casa supiese cuándo iba a llegar el ladrón, él se habría preparado para su llegada y prevenido que su casa hubiese sido robada. Estad listos, porque su llegada será inesperada.
Cuidaros de que vuestros corazones se llenen de preocupaciones y de los asuntos de este mundo, o que no seáis cuidadosos con vuestra vida. El día llegará, como una bandada de pájaros, y llegará para todos.
Bienaventurado es el sabio y fiel siervo a quien su Señor encuentre haciendo sus labores cuando regrese.
Un siervo malvado dice en su corazón,
‘Mi Señor va a regresar tarde.’
Y, él comienza a hacer mal uso de su posición, y maltrata aquellos bajo su autoridad y vive una vida llena de autocomplacencia.
Cuando el amo regresa, aquel le dará el cargo de ese siervo y la autoridad a alguien más. Y, él irá donde los hipócritas van, donde habrá crujido de dientes y llanto sin fin.
Mirad y orad para que vosotros pudiereis escapar todas estas cosas y presentaros ante en Hijo del Hombre. Únicamente, aquellos piadosos son capaces de estar en su presencia. Mirad y orad para que no sepáis cuándo va a llegar el Señor.”