Jesús continuó respondiendo las preguntas de sus discípulos sobre Su gloriosa llegada de nuevo y sobre el fin de la era.
Jesús les dijo,
“Pero en aquellos días el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor, y las estrellas serán sacudidas, y los poderes del cielo serán conmovidos.
Y habrá signos en el sol y en la luna y las estrellas, y sobre la tierra angustia en las naciones, y habrá gran agitarán en los océanos que causarán la perplejidad de los hombres.
Los hombres se desmayarán de miedo debido a las cosas que vienen al mundo, y los poderes de los cielos serán conmovidos.
Y después, aparecerá el signo del Hijo en el cielo, y todas las tribus de la tierra se lamentarán.
Y después, ellos verán venir al Hijo del Hombre con gran poder y gloria en las nubes del cielo.
Él enviará a sus ángeles con el gran sonido de la trompeta, y ellos reunirán a todos sus elegidos de todo el universo.
Pero, cuando estas cosas estén por pasar, mirad hacia arriba y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca.
Y él les contó una parábola,
Aprended la parábola de la higuera. Cuando sus ramas se vuelven suaves y saca hojas, sabréis que el verano está cerca.
De igual manera, cuando veáis todas estas cosas comenzar a pasar, sabréis que el reino de Dios está cerca, aún tocando a la puerta.
Esta es la verdad que debéis entender. Esta generación no perecerá hasta que todas estas cosas se cumplan.
El cielo y la tierra perecerán, pero mis palabras no morirán.
Pero, el día y la hora en que esto va a ocurrir, únicamente el Padre la conoce.
Será como en los días de Noé, cuando el Hijo del Hombre venga.
En aquellos días, hubo comida, bebida y matrimonios, hasta que Noé entró en el arca. Nadie sabía lo que estaba ocurriendo, hasta que el diluvio llegó y se los llevó.”