Jesús sabía lo que pensaban los escribas y los fariseos y les habló en una parábola y les dijo,
“¿Quién de vosotros que tenga cien ovejas, y si una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve y va en busca de la oveja perdida hasta que la encuentra?
Y cuando encuentra a esa oveja, la lleva sobre sus hombros, regocijándose.
Cuando vuelve a casa, reúne a sus amigos y vecinos y se alegra con ellos. Dice, ,
He encontrado la oveja que estaba perdida.
Os digo que en el cielo hay gran alegría por un pecador que se arrepiente, más que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentirse.”