Jesús se acercó a Sus discípulos y seguidores y les habló.
Él dijo,
“Toda autoridad me ha sido entregada en el cielo y en la tierra.
Id por el mundo y predicad el Evangelio a toda la creación. Y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todas las cosas que os he mandado.
El que crea y se bautice se salvará, pero el que no crea se condenará.
Está escrito que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día, y que debía predicarse en su nombre el arrepentimiento y la remisión de los pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.
Yo estoy siempre contigo, incluso hasta el fin del mundo”.