The Story of Jesus

La Confesión de Pedro

Parte 9a

Al día siguiente de que Jesús diera de comer a los 5.000, la multitud que había estado al otro lado de la orilla se dio cuenta de que Jesús se había marchado.

Ellos empezaron a buscarle y, una vez que averiguaron adónde se había ido, se subieron a sus propias barcas y cruzaron a remo el lago hasta Cafarnaúm para encontrarle.

Cuando encontraron a Jesús al otro lado de la orilla, le preguntaron,

“Maestro, ¿por qué has venido aquí?”

Jesús les respondió y dijo,

“Voy a deciros una verdad importante que debéis comprender.

Me buscáis no porque hayáis visto un milagro, sino porque comisteis panes y vuestra hambre quedó saciada.

No trabajéis por el alimento que se echa a perder, sino por el alimento que da vida para la eternidad, que sólo el Hijo del Hombre puede daros.

Porque yo soy el único a quien el Padre ha encargado dar la vida eterna”.

Ellos preguntaron,

“¿Qué debemos hacer para ganarnos este alimento que da vida para la eternidad?”

Jesús les dijo,

“La obra que podéis hacer para agradar a Dios es creer en el que Dios ha enviado”.

Ellos le dijeron,

“¿Qué señal vas a hacer para que creamos en Ti? ¿Qué prodigios vas a hacer? Nuestros padres comieron maná en el desierto, tal como está escrito. Él les dio de comer pan del cielo”.

Jesús les dijo,

“No fue Moisés quien os dio el pan del cielo, sino que mi Padre os da el verdadero pan del cielo. El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.”

Dijeron a Jesús,

“Señor, danos siempre este pan”.

Jesús les dijo,

“Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás.

Pero yo os digo: Me habéis visto y aún no creéis en mí. Todos aquellos que el Padre me dé vendrán a mí. Al que venga a mí, nunca le daré la espalda.

Porque he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado: que no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que los resucite en el último día.

Porque ésta es la voluntad de mi Padre: que todo el que mira al Hijo y cree en él, tendrá vida eterna. Yo le resucitaré en el último día”.

Los judíos empezaron a refunfuñar contra Jesús porque Él dijo que era el pan de vida bajado del cielo. Ellos dijeron,

“¿No es éste Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo puede decir que bajó del cielo?”

Jesús les respondió,

“Dejad de refunfuñar entre vosotros. Nadie puede venir a mí, si el Padre que me envió no le atrae. Yo le resucitaré en el último día. Está escrito en los Profetas, todos serán enseñados por Dios.

Todo el que ha oído al Padre y ha aprendido viene a mí. Nadie ha visto al Padre, sino el que procede de Dios; él ha visto al Padre”.