Entonces Jesús dijo a sus discípulos,
“Vosotros sabéis que dentro de dos días será la Pascua, y el Hijo del hombre va a ser entregado para ser crucificado”.
Al mismo tiempo que Jesús profetizaba Su muerte, los sumos sacerdotes y los ancianos se reunieron para celebrar un juicio con el sumo sacerdote Caifás.
Y empezaron a planear cómo arrestarían a Jesús sin crear una crisis con el pueblo, y luego le darían muerte.
Ellos le temían al pueblo.
Satanás entró en Judas Iscariote, que era uno de los doce discípulos.
Judas fue a reunirse con los sumos sacerdotes y los capitanes para discutir cómo podría entregarles a Jesús.
Preguntó Judas,
¿Cuánto me pagaréis por entregaros a Jesús?
Cuando los sumos sacerdotes oyeron que Judas estaba dispuesto a entregar a Jesús, se alegraron. Acordaron pagar a Judas treinta monedas de plata. Judas aceptó, y a partir de entonces buscó una oportunidad para entregar a Jesús a los dirigentes judíos, cuando no hubiera multitudes alrededor.