Por aquel tiempo, Herodes, gobernador de Galilea, que había sido reprendido por Juan el Bautista por haber tomado a la esposa de su hermano y por todas las demás maldades que cometía, envió soldados para que detuvieran a Juan.
Después de que Juan fue encarcelado, Jesús abandonó Judea y se dirigió a Galilea. Él sabía que los fariseos pensaban equivocadamente que Él bautizaba a más discípulos que Juan.