The Story of Jesus

Jesús Llega a Betania

Parte 1

La Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura estaban muy cerca. Muchos iban a Jerusalén antes de la Pascua para purificarse.

La gente andaba buscando a Jesús y se preguntaba en voz alta si Él vendría a la fiesta.

La gente sabía que los dirigentes religiosos buscaban activamente la oportunidad de arrestarlo.

Seis días antes de la Pascua, Jesús llegó a Betania.

Betania era el lugar donde Jesús había resucitado a Lázaro y estaba muy cerca de Jerusalén.

Cuando Jesús estaba en Betania, hicieron una cena para él en casa del hombre llamado “Simón el leproso”. Simón había sido sanado por Jesús y amaba a Jesús, y era buen amigo de Lázaro, a quien Jesús había resucitado de entre los muertos, y de sus dos hermanas, María y Marta.

Marta sirvió la cena y Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos, María y Simón y su familia estaban presentes junto con los discípulos de Jesús.

Mientras Jesús estaba sentado para la comida, María, la hermana de Lázaro, llevaba un frasco de alabastro con perfume muy costoso, lo rompió y lo derramó sobre la cabeza de Jesús.

Luego le ungió Sus pies con el costoso perfume y lo secó con sus cabellos.

La casa se llenó del olor del bálsamo.

Pero Judas Iscariote, uno de los doce discípulos y el que traicionaría a Jesús, dijo,

‘¿Por qué no se vendió este bálsamo. El perfume vale trescientos jornales, y el dinero se le pudo haber dado a los pobres’.

Judas era el que manejaba la cartera de Jesús y del resto de los discípulos, y habitualmente robaba dinero para sus propios fines.

Jesús escuchó esto y dijo,

“Déjala en paz. Ella está poniendo este bálsamo sobre mi cuerpo en preparación para mi entierro.

A los pobres los tienes siempre contigo, y puedes hacerles el bien cuando quieras.

La verdad es que dondequiera que se predique la Buena Nueva, se hablará de lo que María ha hecho hoy en su memoria”.

La gente común, mientras tanto, se enteró de dónde estaba Jesús y fueron a verle a Él y a Lázaro.

Los sumos sacerdotes, los escribas y los fariseos conspiraban para dar muerte a Lázaro.

Ellos odiaban a Lázaro y querían destruirlo. Fue gracias a Lázaro muchos habían creído en Jesús.