Cuando Pilato escuchó esto, Pilato le preguntó,
¿Es Jesús un galileo?
Él sabía que ésta era la jurisdicción de Herodes Antipas. Cuando la respuesta fue afirmativa, Pilato envió a Jesús a Herodes, que estaba en Jerusalén para la fiesta.
Cuando Herodes vio a Jesús, se alegró mucho, pues hacía mucho tiempo que deseaba ver a Jesús. Herodes había oído hablar de todas las maravillas que hacía Jesús y esperaba ver un milagro.
Herodes interrogó largamente a Jesús, pero Jesús no quiso responderle.
Los sumos sacerdotes y los escribas también se presentaron ante Herodes acusando a Jesús con vehemencia.
Herodes y sus soldados empezaron a burlarse de Jesús y a vestirle con magníficos ropajes, pero al no encontrar nada malo en Él, ellos lo devolvieron a Pilato.
Pilato y Herodes, que habían sido enemigos acérrimos, se hicieron amigos aquel día.