Jesús les dijo,
“Si Dios fuera realmente vuestro Padre, entonces me amaríais, porque yo he venido de Dios. No he venido por mi propia cuenta. Me ha enviado Dios.
¿Por qué no entendéis las palabras que os digo? Es porque no podéis oír mi palabra.
Sois de vuestro padre, el diablo, y las concupiscencias de vuestro padre son lo que es vuestra voluntad hacer.
Él fue un asesino desde el principio, y nunca hizo lo que era verdad porque no hay verdad en él. Cuando él dice una mentira, es su naturaleza, pues es mentiroso y el padre de la mentira.
Porque os digo la verdad, no me creéis. ¿Quién de vosotros puede culparme de pecar?
Os digo la verdad. ¿Por qué no me creéis? La persona que es de Dios escucha las palabras de Dios.
La razón por la que no podéis oír estas palabras es porque no sois de Dios”.
Los judíos de Jerusalén respondieron diciendo
“¿No tenemos razón sobre ti cuando decimos que eres un samaritano y tienes un demonio?”.
Respondió Jesús,
“Yo no tengo un demonio. Yo honro a mi Padre y vosotros me deshonráis a mí. No busco mi propia gloria.
Voy a deciros una verdad importante, por lo que debéis prestar atención. Si un hombre aprecia y obedece mis palabras, nunca verá la muerte”.
Los judíos le dijeron a Jesús,
“Ahora sabemos que tienes un demonio. Abraham está muerto y también todos los profetas. Dices que si un hombre cumple tu palabra, nunca probará la muerte.
¿Eres más grande que nuestro padre Abraham, que murió, y que los profetas que murieron? ¿Quién te crees que eres?”.
Respondió Jesús,
“Si me glorifico a mí mismo, mi gloria no es nada. Es mi Padre quien me glorifica, el mismo que decís que es vuestro Dios. Vosotros no le conocéis, pero yo sí.
Si dijera que no le conozco, sería un mentiroso como vosotros sois mentirosos. Pero le conozco y cumplo su palabra. Vuestro padre Abraham se alegró al ver mi día. Lo vio por la fe y se alegró”.
Los judíos le dijeron,
“¿No tienes ni 50 años y has visto a Abraham?”.
Jesús les dijo,
“Voy a deciros una verdad que es muy importante. ¡Prestad atención! Antes de nacer Abraham, soy Yo. Los judíos cogieron piedras y se las tiraron a Jesús, pero Jesús se escondió de ellos y salió del templo.”