Jesús volvió a Caná, donde había convertido el agua en vino.
Había en Cafarnaún un noble cuyo hijo estaba enfermo.
Cuando él se enteró de que Jesús estaba en la región, buscó a Jesús y le rogó que curara a su hijo, que estaba a punto de morir.
Jesús le dijo,
“A menos que no veáis las señales y prodigios, no creeréis”.
Dijo el noble,
“Señor, baja o sino mi hijo morirá”.
Jesús dijo,
“Sigue tu camino: tu hijo está vivo y sano”.
El hombre creyó a Jesús y se fue a casa.
Cuando iba de regreso a su casa, sus criados le salieron al encuentro con la noticia de que su hijo se había recuperado por completo.
Él les preguntó a sus criados, cuándo se había curado su hijo.
Los sirvientes le dijeron que su hijo se había recuperado por completo el día anterior a la7ª hora.
El noble sabía que fue a la misma hora en que Jesús le había dicho que su hijo estaba vivo y sano.
El noble creyó en Jesús, al igual que toda su familia. Éste fue el segundo milagro que hizo Jesús después de salir de Judea hacia Galilea.