Todos los años, como era costumbre, José y María fueron a Jerusalén a celebrar la fiesta de la Pascua. Jesús, que ahora tenía doce años, subió a Jerusalén con Sus padres para celebrar la Pascua y la Fiesta de los Panes sin Levadura.
Después de la celebración, María y José se unieron a muchos otros que volvían a casa, a Nazaret, pensando que Jesús estaba entre la multitud.
Pero Jesús se quedó en Jerusalén.
Pasó un día de camino y los padres de Jesús se dieron cuenta, después de buscarlo por todas partes, de que no estaba entre ellos.
Ellos regresaron de inmediato a Jerusalén.
Al cabo de tres días, lo encontraron a Él en el templo sentado en medio de los maestros. Jesús escuchaba y hacía preguntas. Todos los que escuchaban a Jesús se asombraban de su entendimiento y de sus respuestas.
Cuando María y José vieron a Jesús, se quedaron asombrados. María dijo a Jesús,
“¿Por qué nos has tratado así? Tu padre y yo hemos estado muy preocupados buscándote por todas partes.“
Jesús les dijo,
“¿Cómo es que me buscabas? ¿No sabíais que debía estar en la casa de mi Padre?”.
María y José no comprendían lo que Jesús les estaba diciendo. Pero se marcharon juntos para volver a Nazaret, con Jesús sometido a Sus padres.
Jesús avanzó en sabiduría y estatura, y en gracia ante Dios y los hombres. No se sabe mucho más de la vida de Jesús hasta que Juan el Bautista comenzó su ministerio público y Jesús irrumpió en escena seguido de signos, prodigios y milagros.