La palabra de Dios vino a Juan el Bautista mientras estaba en el desierto. El mensaje que predicaba era que los hombres y las mujeres debían arrepentirse porque el reino de los cielos estaba cerca.
Juan fue la persona a quien Isaías le dijo que vendría con el espíritu y el poder de Elías a preparar el camino para el Mesías.
Dijo Isaías,
“He aquí que yo envío mi mensajero, ante tí, que preparará tu camino. La voz del que clama en el desierto: ‘Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas’.
Todo valle se llenará, y todo monte y collado se rebajará; y lo torcido se enderezará, y los caminos ásperos se allanarán. Y todo el pueblo verá la salvación de Dios”.
Juan empezó a bautizar en el desierto y a predicar el arrepentimiento para el perdón de los pecados. Juan vestía ropas de pelo de camello con un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Comía langostas y miel silvestre. La gente vino de todas partes para oír predicar a Juan. Vinieron del país de Judea y de Jerusalén. Procedían de la región que rodea el Jordán. Bautizó a todos los que acudían a él confesando sus pecados.