Categoría: Capítulo 4 – De la Primera a la Segunda Pascua

  • El Llamado de Mateo

    El Llamado de Mateo

    Después de curar al paralítico, Jesús fue a caminar a la orilla del mar. Las multitudes le siguieron, y Él les enseñó mientras caminaba junto al mar de Galilea.

    Jesús se cruzó con un hombre llamado Mateo, hijo de Alfeo. Mateo era recaudador de impuestos y estaba sentado en su lugar de trabajo.

    Jesús le dijo,

    “Sígueme”.

    Mateo dejó inmediatamente todos sus asuntos, se levantó y siguió a Jesús.

  • Jesús Sana a Un Paralítico

    Jesús Sana a Un Paralítico

    Días después, Jesús regresó a Cafarnaún.

    La multitud descubrió la casa donde se alojaba Jesús.

    El número de personas que intentaban entrar en la casa era tan grande que no había sitio para que nadie se colara ni siquiera por una puerta.

    Jesús empezó a enseñarles la palabra de Dios. Entre la multitud había fariseos y doctores de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén para ver y presenciar de primera mano los milagros que hacía Jesús.

    Jesús estaba demostrando el poder del Señor y tanta gente había sido curada de toda clase de enfermedades y dolencias que los jefes religiosos de Israel no podían ignorar a Jesús.

    Muchos de estos dirigentes religiosos sólo sentían curiosidad, otros eran escépticos y buscaban culpabilidad, pues cada vez más empezaban a ver a Jesús como una amenaza para su autoridad.

    Mientras Jesús enseñaba a la multitud que había entrado en la casa, cuatro hombres que llevaban en una cama a un paralítico intentaron entrar en la casa, pero no pudieron debido a la multitud.

    Así que subieron al hombre por las escaleras hasta la azotea, donde removieron las tejas del techo y lo bajaron por el agujero del tejado. Ellos bajaron al hombre justo en medio de la multitud en donde Jesús se encontraba enseñando y sanando.

    Jesús se dio cuenta de su fe y dijo al paralítico,

    “Hombre, anímate, tus pecados están perdonados”.

    Cuando algunos de los escribas y fariseos que estaban sentados cerca de Jesús oyeron lo que había dicho al paralítico, empezaron a murmurar entre ellos.

    “¿Cómo puede Él decir algo así?”

    “Es un blasfemo”.

    “¿Quién es esta persona que dice blasfemias?”

    “¿Quién puede perdonar los pecados? Sólo Dios puede perdonar los pecados de un hombre”.

    Jesús sabía lo que ellos estaban diciendo y pensando y les preguntó,

    “¿Por qué tenéis malos pensamientos en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: ‘tus pecados son perdonados’, o decirle: ‘levántate, toma tu lecho y camina’?”

    El hombre se levantó inmediatamente, tomó su cama y caminó en presencia de todos. Luego se marchó a su casa, glorificando a Dios. Todos estaban asombrados, y cuando la multitud vio lo que había ocurrido, se llenó de miedo, asombro y excitación.

    Empezaron a glorificar a Dios, que le había dado tal autoridad a un hombre.

  • Jesús Cura a Un Leproso

    Jesús Cura a Un Leproso

    Mientras Jesús estaba en una de las ciudades, se le acercó un hombre lleno de lepra que, al ver a Jesús, le gritó, se arrodilló ante Él y, postrándose sobre el rostro, le adoró y le suplicó a Jesús,

    “Señor, si tú lo quieres, tú puedes limpiarme”.

    Jesús, conmovido de compasión, extendió su mano y le tocó.

    Jesús dijo,

    “Estoy dispuesto. Ya estás limpio”.

    Inmediatamente, la lepra desapareció. Entonces Jesús le despidió, ordenándole terminantemente que no dijera nada sobre lo que había sucedido, sino que fuera donde el sacerdote y le ofreciera un sacrificio para la purificación, según la ley de Moisés.

    El hombre dejó a Jesús y empezó a contarle a todo el mundo que Jesús le había curado y así se difundió la noticia de su liberación de la lepra.

    Esto causó mucho revuelo, y grandes multitudes acudieron a escuchar a Jesús y para ser curados de sus dolencias.

    La multitud llegó a ser tan numerosa que Jesús ya no pudo entrar abiertamente a la ciudad. Jesús se retiró a un lugar del desierto donde oró. Pero la gente le perseguía desde todos los rincones del país.

  • Predicando por Galilea

    Predicando por Galilea

    A la mañana siguiente, temprano, Jesús se levantó, salió de la casa de Simón Pedro y se dirigió a un lugar desierto, en donde oró.

    Simón Pedro y los que estaban con él empezaron a buscar a Jesús y, cuando lo encontraron, dijeron,

    “Todo el mundo te está buscando”.

    Jesús les dijo,

    “Vayamos a la próxima ciudad donde yo pueda predicar, porque ésta es mi misión”.

    La muchedumbre también buscaba a Jesús y, cuando lo encontraron, le rogaron que no abandonara su ciudad.

    Pero Jesús les dijo,

    “Debo anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios a las demás ciudades también, para eso he sido enviado”.

    Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas y predicando el Evangelio del Reino, expulsando a los demonios y curando todas sus enfermedades y dolencias.

    La noticia de Jesús se extendió por toda Siria; la gente llevaba a Jesús a todos aquellos que estaban enfermos, a los atormentados por demonios, a los epilépticos y a los paralíticos. Y Jesús los curó a todos. Grandes multitudes empezaron a seguir a Jesús desde Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y desde más allá del Jordán.

  • La Curación de la Suegra de Pedro

    La Curación de la Suegra de Pedro

    Después de curar al hombre poseído por un espíritu inmundo, Jesús salió de la sinagoga y entró en casa de Simón Pedro y Andrés.

    Santiago y Juan estaban con Él.

    En cuanto Jesús entró en la casa, encontró a la suegra de Simón Pedro enferma con una fiebre alta. Todos los miembros de la familia le pidieron a Jesús que la curara.

    Jesús se paró junto a ella, rechazó la fiebre y le tocó la mano. Ella se levantó inmediatamente y la fiebre desapareció.

    Restablecida la salud y llena de vigor, empezó a servir a Jesús y a los demás discípulos.

    La noticia de dónde se alojaba Jesús se difundió rápidamente. Al ponerse el sol, la gente empezó a llevar a Jesús a cualquiera que estaba enfermo o poseído por un demonio. Él los curó a todos.

    Se cumplió así la profecía de Isaías que dice,

    “Él mismo tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades”.

    Pronto, toda la gente de la ciudad se reunió afuera de la casa donde se alojaba Jesús.

    Jesús curó aquellos que estaban enfermos con muchas clases de enfermedades y expulsó a los demonios.

    Cuando Jesús ordenó a los demonios que salieran, ellos obedecieron pero, gritaron diciendo,

    Tú eres el Hijo de Dios“.

    Jesús reprendió a los demonios y les ordenó que no hablaran ni declararan que Él era el Cristo.

  • Curación de un Demoníaco

    Curación de un Demoníaco

    Jesús y los cuatro pescadores, Pedro, Andrés, Santiago y Juan, a quienes había llamado, llegaron con Jesús a Cafarnaún.

    Aquel sabbatt, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. La gente estaba asombrada de esta enseñanza, pues Él les enseñaba con autoridad, no como enseñaban los escribas.

    Mientras Jesús enseñaba, entró en la sinagoga un hombre con un espíritu perverso e impuro, y gritó a gran voz,

    “¿Qué tenemos que ver contigo, Jesús Nazareno, has venido a destruirnos? Yo sé quién eres; tú eres el Santo de Dios”.

    Jesús reprendió al espíritu inmundo y le dijo que no dijera nada más.

    Jesús ordenó entonces al demonio que saliera del hombre. El demonio arrojó al suelo al hombre que poseía y le provocó convulsiones y gritos de angustia a gran voz.

    Entonces, el demonio se marchó como Jesús se lo había ordenado, dejando al hombre ileso.

    Todo el mundo estaba asombrado. Ellos empezaron a hacerse preguntas,

    Preguntaron algunos,

    “¿Quién es?”

    “¿Qué es esta nueva enseñanza?”

    Otros se dieron cuenta del poder y la autoridad de Jesús y se decían unos a otros,

    “¡Él comanda incluso a los espíritus inmundos que salieran del hombre y le obedecieron!”.

    La noticia de éste y otros milagros se esparció inmediatamente por toda la región, al igual que muchos rumores relativos a Jesús.

    En toda la región de Galilea y en las zonas periféricas, todo el mundo hablaba de Jesús.

  • Jesús Llama a Cuatro pescadores

    Jesús Llama a Cuatro pescadores

    Mientras Jesús caminaba por el mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón Pedro y su hermano Andrés, que remendaban sus redes para pescar.

    Jesús les dijo,

    “Seguidme, y os haré pescadores de hombres”.

    Pedro y Andrés siguieron a Jesús.

    Cuando Jesús se alejó un poco más, vio a otros dos hermanos, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo. Ambos estaban en sus barcas de pesca, no muy lejos de la orilla.

    Jesús llamó a Santiago y a Juan para que vinieran y le siguieran.

    Grandes multitudes se habían reunido en torno a Jesús para oírle enseñar y predicar la palabra de Dios mientras Él caminaba junto al mar de Galilea.

    Jesús vio un par de barcas vacías cerca de la orilla. Él subió a una de las barcas, que pertenecía a Simón Pedro, y pidió a éste que empujara la barca un poco lejos de la orilla.

    Jesús se sentó en la barca y empezó a enseñar a la multitud.

    Cuando Jesús terminó de enseñar, dijo a Simón Pedro que subiera a la barca con sus redes y se dirigiera a aguas más profundas para echar las redes.

    Simón Pedro dijo,

    “Maestro, hemos trabajado duro toda la noche y no hemos podido pescar nada, pero si tú lo dices, echaré las redes como desees”.

    Pedro hizo lo que Jesús le había pedido.

    Cuando echaron las redes como Jesús les había dicho que lo hicieran, las redes empezaron a llenarse inmediatamente con tantos peces que empezaron a rasgarse. Ellos llamaron a sus compañeros en una barca cercana para que les ayudaran. Vinieron y llenaron ambas barcas con tantos peces que las barcas empezaron a hundirse.

    Al ver esto, Simón Pedro, dándose cuenta de que estaba en presencia del Mesías, se postró ante Jesús y dijo,

    “Señor, apártate de mí; que soy un hombre pecador”.

    Santiago y Juan, que eran socios de Simón Pedro en el negocio de la pesca, se quedaron asombrados, al igual que todos los que presenciaron este milagro.

    Jesús dijo a Simón,

    “No tengas miedo: A partir de ahora serás pescador de hombres”.

    Y en cuanto llegaron las barcas a la orilla, dejaron inmediatamente sus redes y las barcas y siguieron a Jesús.

  • Cafarnaúm

    Cafarnaúm

    Jesús abandonó Nazaret e hizo de Cafarnaúm su nueva base. Cafarnaún está junto al mar, dentro de los límites de Zabulón y Neftalí.

    Esto cumplió una profecía de Isaías.

    “La gente que vivía allí en la oscuridad vio una gran luz”.

  • El Segundo Milagro de Caná

    El Segundo Milagro de Caná

    Jesús volvió a Caná, donde había convertido el agua en vino.

    Había en Cafarnaún un noble cuyo hijo estaba enfermo.

    Cuando él se enteró de que Jesús estaba en la región, buscó a Jesús y le rogó que curara a su hijo, que estaba a punto de morir.

    Jesús le dijo,

    “A menos que no veáis las señales y prodigios, no creeréis”.

    Dijo el noble,

    “Señor, baja o sino mi hijo morirá”.

    Jesús dijo,

    “Sigue tu camino: tu hijo está vivo y sano”.

    El hombre creyó a Jesús y se fue a casa.

    Cuando iba de regreso a su casa, sus criados le salieron al encuentro con la noticia de que su hijo se había recuperado por completo.

    Él les preguntó a sus criados, cuándo se había curado su hijo.

    Los sirvientes le dijeron que su hijo se había recuperado por completo el día anterior a la hora.

    El noble sabía que fue a la misma hora en que Jesús le había dicho que su hijo estaba vivo y sano.

    El noble creyó en Jesús, al igual que toda su familia. Éste fue el segundo milagro que hizo Jesús después de salir de Judea hacia Galilea.

  • Jesús Regresa a Galilea Parte 7

    Jesús Regresa a Galilea

    Parte 7

    Después de dos días en Sicar, Jesús regresó a Galilea con el poder del Espíritu Santo. Testificó que un profeta no tiene honor en su propia tierra.

    Jesús fue recibido por galileos que habían visto todas las cosas que Él había hecho la última vez que estuvo en Jerusalén en la fiesta.

    Fue entonces cuando Jesús empezó a predicar el Evangelio del Reino.

    Se corrió la voz de esto por toda la región. Él comenzó a enseñar en las sinagogas.

  • La Mujer en el Pozo Parte 2 Parte 6b

    La Mujer en el Pozo Parte 2

    Parte 6b

    La mujer dijo a Jesús,

    “Me doy cuenta que sois un profeta. Nuestros padres adoraban en este monte; y vosotros, judíos, decís que Jerusalén es el lugar adecuado para la adoración.”

    Jesús le dijo,

    “Mujer, créeme, llega la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén serán los lugares para adorar al Padre. Vosotros adoráis ignorantemente: Nosotros adoramos inteligentemente, porque la salvación viene de los judíos.

    Pero se acerca la hora, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Éstos son el tipo de adoradores que el Padre busca para que le adoren. Dios es Espíritu y los que le adoran deben adorarle en espíritu y en verdad”.

    Dijo la mujer,

    “Sé que viene el Mesías, el llamado Cristo; cuando venga, nos declarará todas las cosas”.

    Jesús le dijo,

    “Yo, el que te habla, soy él”.

    Los discípulos estaban regresando de la ciudad y se asombraron al ver a Jesús hablando con la mujer. Pero nadie dijo nada al respecto.

    La mujer dejó su cántaro de agua y se fue a la ciudad, y dijo a la gente del pueblo,

    “Ven a ver a un hombre que me ha contado todas las cosas que yo he hecho. ¿Puede ser éste el Cristo?”

    La gente empezó a salir de la ciudad para buscar a Jesús.

    Mientras tanto, los discípulos pidieron a Jesús de comer. Pero Él les dijo,

    “Tengo algo de comer que vosotros no sabéis. Los discípulos empezaron a preguntarse unos a otros: “¿Alguien le ha traído algo de comer?”.

    Jesús les dijo,

    “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra. No digas: ¿No faltan todavía cuatro meses para la siega?

    Os digo: alzad los ojos y mirad los campos, están blancos y listos para la siega. El que recoge la cosecha recibe un salario y recoge los frutos; el que siembra la semilla y el que recoge la cosecha se regocijarán juntos. Pues he aquí un dicho verdadero: Uno siembra y otro recoge.

    Te envío a cosechar donde otros han sembrado la semilla, y ustedes se han convertido en parte de su trabajo”.

    Muchos de los samaritanos creyeron en Él gracias a la mujer samaritana que testificó que Jesús le había contado todo lo que ella había hecho.

    Cuando los samaritanos encontraron a Jesús, le pidieron que se quedara con ellos. Jesús aceptó su invitación y se quedó dos días. Entonces, creyeron muchos más por las palabras de Jesús.

    Le dijeron a la mujer,

    “Ahora creemos, no por lo que tú has dicho. Ahora creemos porque le hemos escuchado de él nosotros mismos y sabemos que es realmente el Salvador del mundo.”

  • La Mujer en el Pozo Parte 6a

    La Mujer en el Pozo

    Parte 6a

    Para llegar a Galilea, Jesús necesitaba pasar por Samaría. Jesús y sus discípulos llegaron a una ciudad llamada Sicar, que estaba cerca de un campo que Jacob había dado a su hijo José.

    Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús estaba cansado del viaje y descansó junto al pozo.

    Él envió a sus discípulos a la ciudad a comprar comida. Mientras Jesús estaba sentado solo, una mujer samaritana vino a sacar agua.

    Jesús le dijo,

    “Dame de beber”.

    Las mujeres samaritanas se sorprendieron y le preguntaron,

    “¿Cómo es que tú, que eres judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Los judíos no se relacionaban con los samaritanos)

    Jesús le dijo,

    “Si solamente conocieras el don de Dios y quién es el que te está pidiendo de beber, se lo habrías pedido, y él te habría dado agua de vida”.

    La mujer dijo a Jesús,

    “Señor, no tienes con qué sacar agua del pozo, y el pozo es profundo. ¿De dónde vamos a sacar agua de vida? ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo y él mismo bebió de él, junto con sus hijos y su ganado?”

    Jesús le dijo,

    “Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás. El agua que yo le dé se convertirá en él en una fuente de agua que brotará hasta la vida eterna.”

    Dijo la mujer,

    “Señor, dame esta agua para que nunca más tenga sed ni necesite venir hasta aquí para sacar agua del pozo”.

    Jesús le dijo,

    “Ve a llamar a tu esposo y regresad ambos aquí”.

    Respondió la mujer,

    “No tengo esposo”.

    Jesús le dijo,

    “Has respondido correctamente que no tienes esposo, pues has tenido cinco maridos y el hombre con el que vives ahora no es tu esposo. Has dicho la verdad”.

  • Jesús Va a Galilea Parte 5

    Jesús Va a Galilea

    Parte 5

    Por aquel tiempo, Herodes, gobernador de Galilea, que había sido reprendido por Juan el Bautista por haber tomado a la esposa de su hermano y por todas las demás maldades que cometía, envió soldados para que detuvieran a Juan.

    Después de que Juan fue encarcelado, Jesús abandonó Judea y se dirigió a Galilea. Él sabía que los fariseos pensaban equivocadamente que Él bautizaba a más discípulos que Juan.

  • Primer Ministerio en Judea Parte 4

    Primer Ministerio en Judea

    Parte 4

    Después de esto, Jesús y sus discípulos fueron a Judea, donde empezaron a bautizar. Juan también continuó bautizando en Aenón, cerca de Salem, porque había mucha agua en aquella región.

    Empezaron a surgir preguntas entre los discípulos de Juan sobre la purificación.

    Se acercaron a Juan y le dijeron

    “El hombre (refiriéndose a Jesús) del que has dado testimonio también está bautizando y todos acuden a él para bautizarse”.

    Los discípulos de Jesús eran los que estaban bautizando; Jesús no bautizó a nadie.

    Juan dijo a sus discípulos,

    “Un hombre no puede recibir nada a menos que le sea dado del cielo. Habéis oído lo que he testificado: Yo no soy el Cristo, sino el que fue enviado antes de él. El hombre que tiene a la novia es el novio.

    El amigo del novio, que está a su lado y le escucha, se alegra mucho de oír la voz del novio. Por tanto, mi alegría es plena. Él debe aumentar, pero yo debo disminuir.

    El que viene de arriba está por encima de todo; el que está en la tierra es de la tierra y sólo puede hablar como una persona de la tierra; el que viene del cielo está por encima de todo. De lo que el hombre del cielo ha visto y oído, da testimonio, y nadie recibe su testimonio.

    Los que reciben su testimonio están poniendo su confianza en Dios y expresando que Dios es verdadero.

    El Padre ama al Hijo y le ha entregado todas las cosas en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna. Pero los que no obedezcan al Hijo no verán la vida, sino la ira de Dios”.

  • Nicodemo Visita a Jesús en la Noche Parte 3

    Nicodemo Visita a Jesús en la Noche

    Parte 3

    Había un fariseo llamado Nicodemo, uno de los líderes de los judíos, que fue a visitar a Jesús de noche.

    Nicodemo dijo a Jesús,

    “Maestro, sabemos que has venido de Dios, porque nadie puede hacer los milagros que tú haces si Dios no está con él”.

    Respondió Jesús,

    “Presta atención a la verdad que voy a revelarte. Si una persona no nace de nuevo, no puede ver el reino de los cielos”.

    Preguntó Nicodemo,

    “¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?”

    Jesús le dijo,

    “Presta atención a la verdad que voy a revelarte. Si no naces del agua y del Espíritu, no puedes entrar en el Reino de Dios.

    Todo lo que nace de la carne es carne; lo que nace del espíritu es espíritu. No os asombréis de que os diga: “Tenéis que nacer de nuevo”. El viento sopla donde quiere soplar y escuchas su sonido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así sucede con todos los que nacen del Espíritu”.

    Preguntó Nicodemo,

    “¿Cómo puede ser?”

    Jesús le dijo,

    “¿No eres tú un maestro de Israel y, sin embargo, no entiendes estas cosas? Os hablo de cosas que conozco y os cuento cosas que he visto, pero no creeréis mi testimonio. Si os he hablado de cosas terrenas y no las creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de cosas celestiales?”.

    Jesús continuó,

    “Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo.

    Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, del mismo modo debe ser exaltado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

    Porque así es como Dios amó al mundo, entregó a su Hijo unigénito para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

    Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino que lo envió para que el mundo se salvara por medio de él.

    El que cree en él no es juzgado: El que no cree ya ha sido juzgado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.

    Esta es la sentencia. La luz ha llegado al mundo, pero los hombres amaron las tinieblas y evitaron la luz, porque lo que hacían era malo y erróneo.

    Pero la persona que aprueba y vive la verdad saldrá a la luz para que se conozcan sus obras y para que todos puedan ver que sus obras son realizadas por medio de Dios.”

  • Jesús Limpia el Templo Parte 2

    Jesús Limpia el Templo

    Parte 2

    En el templo estaban los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y los cambistas.

    Jesús hizo un látigo de cuerdas y expulsó del templo a los que vendían ganado y a los cambistas. Derribó la mesa de los cambistas.

    Les dijo a los que vendían palomas,

    Llevaos esto de aquí y no hagáis de la casa de mi Padre una casa de mercaderías”.

    Sus discípulos recordaron que estaba escrito,

    El celo por la casa de Dios me consumirá”.

    Los judíos acudieron a Jesús y le pidieron que les mostrara una señal para convencerlos de que Él tenía autoridad para interferir en el orden del templo.

    Jesús les dijo,

    “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”.

    Los judíos respondieron,

    “Se tardaron 46 años en construir este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?”.

    Pero Jesús no hablaba del templo de Jerusalén, sino del templo de Su cuerpo.

    Más tarde, cuando Jesús resucitó de entre los muertos, Sus discípulos recordaron lo que había dicho. Creyeron en la Escritura y en las palabras que Jesús había pronunciado.

    Mientras tanto, Jesús estaba en Jerusalén en la Pascua, durante el banquete, muchos creyeron en Él porque presenciaron las señales que hizo.

    Pero Jesús conocía el corazón de los hombres y no se fiaba de ellos. No necesitaba que nadie le dijera cómo eran los hombres.

  • Primera Pascua del Ministerio de Jesús Parte 1

    Primera Pascua del Ministerio de Jesús

    Parte 1

    Era la época de la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén y entró en el templo.