Cuando Isabel tenía seis meses de embarazo con Juan, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, una ciudad en Galilea.
Gabriel visitó a una virgen que estaba prometida en matrimonio con un hombre llamado José. El nombre de la virgen era María.
Gabriel se acercó a María y le dijo,
“Eres muy favorecida; el Señor está contigo”.
Pero María se sintió muy preocupada por este saludo y se preguntaba qué significaba. El ángel le dijo que no temiera y le repitió que ella había encontrado el favor de Dios.
Entonces, Gabriel dijo a María que concebiría un hijo y que le pondría por nombre Jesús.
Continuó Gabriel-
“Él será grande y será llamado hijo del Altísimo. Y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre. Y reinará la casa de Jacob y su reino no tendrá fin”.
María le preguntó al ángel,
“¿Cómo será esto, si nunca he tenido una relación física con un hombre?”.
El ángel Gabriel respondió y le dijo,
“El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra, y lo santo engendrado será llamado el hijo de Dios”.
Y toma nota, continuó Gabriel,
“Isabel, tu prima, también ha concebido un hijo en su vejez y ahora tiene seis meses de embarazo”.
Y entonces Gabriel dijo,
“Ninguna palabra de Dios será proclamada sin poder”.
Entonces María dijo humildemente,
“He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”.
El ángel Gabriel partió.