Deberes de los Súbditos del Mesías Parte 2

“Nuevamente, habéis oído el viejo dicho: ‘Cumplirás los juramentos hechos a Dios’.

Y así hacéis juramentos en los que no se menciona a Dios, pensando que podéis evitar cumplir vuestra palabra. Os digo que no juréis en absoluto, ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el escabel de Dios; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran rey. No juréis por vuestra cabeza, pues no puedes hacer que un pelo sea blanco o negro.

En lugar de eso, haced que tu declaración sea “sí” y “no”. Cualquier otra cosa procede del maligno.

Habéis oído que se dice: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pero yo os digo: No resistáis a la persona malvada. A cualquiera que os golpee en la mejilla derecha, volved la otra mejilla. Y si alguien os lleva a juicio para quitaros el abrigo, dejadle también el sobretodo.

Si alguien os obliga a recorrer una milla con él, recorred la segunda milla por vuestra cuenta.

Dadle a la persona que os pida algo. Si alguien quiere que le prestéis algo, prestádselo.

Habéis oído que se dice: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pero yo os digo a vosotros que estáis escuchando: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen y orad por los que os persiguen y os maltratan.

Así podréis ser hijos de vuestro Padre que está en los cielos. Pues él que hace salir su sol sobre malos y buenos y hace llover sobre justos e injustos.

Así pues, a la persona que os golpea en una mejilla, ofrecedle la otra. Y a la persona que os quite el abrigo, dadle también vuestro sobretodo. Dadle a todo el que os lo pida. No intentéis recuperar tus bienes de alguien que los tome prestados y no los devuelva.

Si sólo amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tenéis? Incluso los recaudadores de impuestos aman a sus amigos, e incluso los pecadores aman a aquellos que les aman. Si sólo hacéis el bien a los que os hacen el bien a vosotros, ¿qué recompensa tienéis? Incluso los pecadores hacen esto.

Si prestáis a alguien, esperando que os lo devuelva, ¿qué recompensa tendréis? Incluso los pecadores prestan dinero esperando que se les regresen una cantidad igual o mayor.

Amad a vuestros enemigos y hacedles el bien. Tened presente que Dios es bondadoso con los ingratos y los malvados.

Si sólo saludáis amablemente a vuestros amigos y parientes, ¿qué tiene eso de digno para ser mencionado? Todo el mundo hace esto.

Debéis ser misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso. Debéis ser perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto”.