El Segundo Milagro de Caná

Jesús volvió a Caná, donde había convertido el agua en vino.

Había en Cafarnaún un noble cuyo hijo estaba enfermo.

Cuando él se enteró de que Jesús estaba en la región, buscó a Jesús y le rogó que curara a su hijo, que estaba a punto de morir.

Jesús le dijo,

“A menos que no veáis las señales y prodigios, no creeréis”.

Dijo el noble,

“Señor, baja o sino mi hijo morirá”.

Jesús dijo,

“Sigue tu camino: tu hijo está vivo y sano”.

El hombre creyó a Jesús y se fue a casa.

Cuando iba de regreso a su casa, sus criados le salieron al encuentro con la noticia de que su hijo se había recuperado por completo.

Él les preguntó a sus criados, cuándo se había curado su hijo.

Los sirvientes le dijeron que su hijo se había recuperado por completo el día anterior a la hora.

El noble sabía que fue a la misma hora en que Jesús le había dicho que su hijo estaba vivo y sano.

El noble creyó en Jesús, al igual que toda su familia. Éste fue el segundo milagro que hizo Jesús después de salir de Judea hacia Galilea.